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Los 'secretos' de Sebastián Payán para contar una historia que otros quieran escuchar

Sebastián Payán y los secretos para contar una historia que otros quieran escuchar

Cuando quise asumir el reto de crear un podcast, la primera duda que surgió en mí fue: ¿cómo contar una historia que otros quieran escuchar? En esta oportunidad hablé con el consultor de podcast Sebastián Payán sobre lo que hay que tener en cuenta para incursionar en el mundo del podcasting.

Por: Diana Ampudia Castillo

El podcast -en palabras de la historiadora, locutora, cronista y podcaster colombiana, Diana Uribe- es un formato atravesado por la libertad, pues aquel que lo consume tiene derecho a decidir cómo, cuándo y dónde hacerlo.

Esa “libertad”, pero entendida desde la exploración que permite este formato, en el que no hay nada establecido sobre el ‘deber ser’ de las cosas, fue lo que acercó a Sebastián Payán, consultor de podcast y docente de Narrativas Sonoras en la Universidad de los Andes, al podcasting. 

Como seguramente saben, el término podcast fue acuñado -por primera vez- en 2004 por el periodista de The Guardian Ben Hammersley, quien encontró en la contracción de iPod, dispositivo creado por Apple para comprimir y almacenar archivos de audio, y broadcast, transmisión en inglés, la palabra ideal para denominar este avance tecnológico.

Sin embargo, el auge de este nuevo formato -según la productora de podcast irlandesa Siobhan McHugh, en su artículo ‘El podcast, la radio inventada’- llegó en 2012, cuando los teléfonos inteligentes empezaron a incorporar aplicaciones exclusivas para escuchar estos archivos sonoros.

En el reducido directorio de podcast de la época destacó Serial, una emisión en línea difundida en 2014, en la cual la periodista estadounidense Sarah Koenig narraba ‘paso a paso’ el asesinado de Hae Min Lee, una estudiante norteamericana de secundaria. 

Pero ¿cómo sobresalir en la actualidad, cuando hay más de dos millones de programas activos en el mundo, según Podcast Insights?

El agente diferenciador

Para contar una historia que otros quieran escuchar, Sebastián Payán defendió la necesidad de proponer iniciativas atrevidas, experimentales y contracorriente.

“Debemos tratar de apostar por la creación de ideas propias que no le hagan caso al mercado (...) lo bonito de este formato es que está tan poco establecido, formado y canónico como para hacer caso”, expresó.

Esto supone ir más allá de los formatos conversados -que, en palabras del docente universitario, dominan los escalafones de agregadores porque son los más baratos de hacer- y pensar en nuevas fórmulas como los diarios sonoros, que resultan más cercanos, íntimos y vulnerables.

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Así mismo, aunque no lo considera imprescindible, reconoció que las comunidades alrededor de los podcast buscan especificidad. “Hay una variedad tremenda y la audiencia está buscando cosas que destaquen”, expresó. Es decir, que abordar un tema en particular sería preferible que conservar el formato radio, en donde reinan las generalidades.

Una fórmula similar funciona con las audiencias. Partiendo de la premisa de que “hay comunidad para todo”, Payán argumentó que muchas de estas no encuentran contenidos de su interés a pesar de la diversa oferta de podcast que existe. Enfocarse en producir estos contenidos ‘que hacen falta’ podría tener un buen resultado para los creadores.

Los desafíos

No obstante, ir ‘contra la corriente’ no es tan sencillo. Prácticamente nadie vive de hacer podcast en Colombia, lo que supondría que para experimentar es necesario tener un músculo financiero constituido. Esto afecta principalmente a las iniciativas independientes, que pueden acudir al modelo de crowdfunding para financiar su proyecto, pero dependen de su éxito para seguir operando.

“El problema de esas financiaciones es que se crearon para lanzar un producto”, declaró Payán. Entonces, podrían funcionar para sacar una primera temporada, pero después necesitarían encontrar patrocinadores para seguir haciendo contenido. Así las cosas, en el grueso de los casos, estos modelos son usados como un extra y no como una forma de sostenimiento estable.

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Del lado estatal, la situación es similar. Aunque el Ministerio de Cultura ha abierto convocatorias para fortalecer la producción de podcast en el país, Payán -quien fue jurado de una de estas becas antes de la pandemia del nuevo coronavirus- destacó que el problema de fondo sigue siendo el mismo: las iniciativas salen a flote, pero después no encuentran una fuente de financiación concreta.

Al obstáculo de la financiación habría que sumar el de la democratización. A pesar de que “cualquier persona puede hacer un podcast”, la audiencia no está premiando esa diversidad, pues aún consumen contenidos hechos por personas con reconocimiento.

“Por un lado, podemos ver la preferencia de una mayoría de la audiencia por narrativas y ambientes dominados, caracterizados y financiados por la voz masculina y citadina.. Por otro lado, ¿uno cuando puede hablar, dentro de los podcast más escuchados de Colombia, de alguien que no sea blanco o heterosexual?”, explicó el docente universitario.

Para terminar, Payán ofreció una visión “excesivamente” optimista sobre la creación de podcast en Colombia al reiterar que lo maravilloso de este formato es pensar “en lo vacío, en un buen sentido, que está” y en la capacidad de exploración que posee. También nos dejó un artículo muy bacano que puedes leer aquí.

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